Querido estómago: Perdón por las mariposas, que solté sin controlar, cuándo realmente, fue un error. Perdón por no cazarlas antes de que llegaran a la garganta y se chocaran entre sí, queriéndose morir.
Querida almohada: Perdón por todas las lágrimas, por no consultarlo primero contigo, por abrazarte pensando en alguien que no eras tú, y por golpearte cuándo no fuiste tu el que me trató tan mal.
Querido corazón: Perdón por todo el daño. Por todo. Por suplicarte que aguantaras lo insoportable, por prohibirte hablar, por hacer de ti un viejo músculo; algo mal parado. Perdóname por no cuidarte tanto como te mereces.
No hay comentarios:
Publicar un comentario